jueves, 17 de septiembre de 2009

!Quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra!

Buscando darle continuidad a mi relato, retomo la visita de nuestros amigos a mi casa. Se quedaron varios días, ella y yo hicimos el amor en muchas ocasiones hasta el punto de quedar casi sin aliento, más la furia de mi cuerpo amanecía re-encendida cada mañana; pero finalmente llegó el momento de la despedida.


Mi novia y su esposo nos dijeron adiós, se acomodaron en su automóvil y seguidamente partieron alejándose lentamente de nuestros cuerpos presentes. Observándolos partir fue brotando de mí ese sentimiento de impotencia, aquél mismo y hasta más terrible que el de la primera vez que nos despedimos, por la sencilla razón de que empezaba nuevamente la tortura al no tener idea de cuándo volvería a verla. Dicen por ahí que soldado avisado no muere en guerra; yo desde el principio sabía que vería a mi noviecita por pocos días y que entre más intensos fuesen mis momentos con ella, más difícil sería desprenderme, e incluso podría llegar a sentirme tan conectada con ella que quizá no podría manejar adecuadamente mis sentimientos, así que estaba advertida de no pasar los límites con ella para no hacerme daño, sin embargo lo hice y no importó la pena que me quedaría.
 
Me pregunté durante mucho tiempo por qué me permitía llegar a esas alturas de las que después tendría que bajar por caída libre y obviamente recibiendo duros golpes; mi respuesta fue obvia pero no sencilla: es que en momentos en los que estoy íntimamente con ella para mí no existen razones sino que me dirigen unos arrebatos locos por descubrir nuevas facetas de esa sexualidad que mantengo oculta para los demás pero que vive bien arraigada en mi vida, internamente. Además lo que me produce estar con ella es  algo que va más allá de lo carnal, de manera que es muy difícil decirle que no a lo que siento cuando la tengo frente a mí.

 
Situaciones en que se sienten delectaciones de esa dimensión, acompañadas del querer saber de qué más se es capaz o de hasta dónde se puede llegar, hacen que nuestros límites mentales desaparezcan y permiten que se apodere de nosotros una conducta animal, salvaje, incapaz de razonar; es en ese punto donde muchos seres humanos pasamos una línea que para la gran mayoría de personas convierte en pecadores  a quienes la cruzan. 

 
Sé que es de humanos pecar y más cuando se tiene la oportunidad de disfrutar de algo que satisface nuestra existencia a magnánimos niveles, considero además que cuando se disfruta de la complicidad de otras personas (sin estar engañando a alguien) te conviertes en un pecador natural que actúa, podría decirse que hasta ingenuamente, sin los más minúsculos sentimientos de culpa, de manera que te dejas llevar y seducir por el placer. 

 
Puedo decir entonces con certeza que si de culpas o pecados se trata, soy culpable de sentir más de lo que debería por esa mujer que llegó a mi vida en un momento tan inesperado, soy culpable de sentir que quiero a dos personas al mismo tiempo, soy culpable de haber caído en la trampa que este juego conlleva y de la cual siempre fui consciente, soy culpable de no manejar mis sentimientos con cabeza fría, sin embargo soy un ser humano cuya carne es tan débil como la de cualquier otra persona y cuyos sentimientos, trastornados por la novedad, se han dejado arrastrar por la corriente repetidamente sin dejar huella de arrepentimientos.

 
Al principio me sentía muy mal por sentir lo que sentía y mucho más por permitirme traspasar esos límites que nos impone esta sociedad, pero ahora disfruto siempre de ese pecado extremadamente dulce que aún dejándome gran vacío y penuria al final, siento que vale la pena experimentar mil veces.

 
No sé ante los ojos de quién tenga que rendir cuentas por mis acciones, pero sé que no soy la única persona que posee debilidades en el mundo y mucho menos la única que peca, sólo sé que comprendo mis razones aunque no todos las compartan, pero como dice el título de este post, !Quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra!

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno el blog, felicidades...

Quike dijo...

Hola, de nuevo visitandote. No creo que se pueda hablar de culpa, dado que fue una decisión plenamente consciente y que no afectó a ninguna persona, de hecho te mostró una dimensión nueva de ti misma y eso hizo que de alguna manera te redimensionaras como ser humano.

Por ello no hay culpa, es mas pienso que debe haber celebración y en medio de un mundo que no conoce mucho del amor, tu has aprendido a encontrarlo en diversas fuentes. El único compromiso posible es no lastimar a nadie a propósito, ser transparente y ser fiel a ti misma.

un abrazo

Quike

dulcefantasia dijo...

Tienes toda la razón...sólo es una manera de mostrar, ante los ojos de quienes sí vean culpa, que no tengo la culpa... jejeje... Un abrazo

Anónimo dijo...

Ke belleza de Blog, como solo una mujer Bella Dulce y sensual puede hacerlo Felicitaciones! somos Shadira en Guia Cereza Bye!!!

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