jueves, 10 de septiembre de 2009

A buen entendedor, pocas palabras!

Ya teniendo muy clara mi identidad sexual empiezo a conocer un mundo abierto en el que, a pesar de vivir en una sociedad donde el rechazo es total hacia personas como yo (bi u homosexuales), existe mucha gente de la que jamás pensaría algo “especial” que lleva una vida similar a la mía y hasta más descarada. 
 
Sin la intención de buscar algo nuevo, porque ya todos saben que tengo una “noviecita” (aunque de lejos), se fueron presentando en mi vida algunas oportunidades que en su momento me produjeron un poco de miedo y a las cuales no les saqué provecho. Digamos que sin querer descubrí una especie de flirteo disimulado que lograba atraer a ciertas personas y las motivaba a realizar conmigo un coqueteo hasta atrevido; supongo que estas situaciones debieron haberse presentado antes con la misma frecuencia que ahora, pero como yo no estaba enfocada en eso, y mucho menos entendía las señales, ni cuenta me daba.
 
Recuerdo que casi en la mayoría de las ocasiones que salía a bares o sólo a comer un helado con mi esposo o con alguna amiga, terminaba con una historia por contar acerca de alguna bonita niña. Por ejemplo, un día estaba sentada con una amiga en la heladería de un parque muy grande y de mucha afluencia de personas de mi ciudad, cuando de repente se me acercó una preciosa jovencita de unos 19 años de edad, de ojos grandes, verdes, piel canela, cabello castaño claro y de aproximadamente 1,68m de estatura, me tomó por detrás y me dijo que tenía una linda tanga, que el pantalón estaba un poco abajo y se veía. Yo, un poco avergonzada me levanté de inmediato, me acomodé el pantalón y volví a sentarme, no sin antes darle las gracias a la señorita por tener la gentileza de avisarme; acababa de sentarme cuando escuché muchas risas en una mesa ubicada frente a la mía, miré sin disimular y descubrí que allí se encontraba esa misma niña con dos amigas más y lo que es extraño es que no dejaban de mirarme. Cuando advertí la situación me quedé mirando sin reserva para intentar encontrar la causa de aquellas risas que atrajeron toda mi atención, y en una actitud provocadora, aquella preciosa mujer me miró e hizo un insinuante movimiento con sus ojos que me hicieron dar la vuelta de inmediato, muy apenada e intentando disimular frente a mi amiga todo lo que estaba sucediendo a sus espaldas. Un poco más tarde, habiendo terminado de comer el helado, miré disimuladamente hacia donde ella se encontraba y las miradas aún estaban puestas sobre mí, de modo que pagué la cuenta y me fui. No sé si fue más el susto o el hecho de que estuviese acompañada lo que me condujo a salir huyendo, pero sin más, fue lo que hice.
 
En otra ocasión mi esposo y yo estábamos con unos amigos en un bar disfrutando de la vida nocturna, bailando casi todas las canciones que sonaban, tomando vodka (el que me hace desinhibir por completo), y la estábamos pasando delicioso cuando en la escena apareció de la nada una nena como de 22 años de edad, cabello negro, liso, de cara muy bonita, de un cuerpo fascinante, con un vestido amarillo que resaltaba sus curvas y que era tan corto que a duras penas cubría su trasero. Noté que me miraba de forma muy coqueta así que inmediatamente le comenté a mi esposo para que evaluara la situación. Él se quedó observándola disimuladamente un tiempo breve y me dijo: “definitivamente te está coqueteando”.  
 
Repentinamente sonó un reggaetón (mi esposo no baila ese tipo de música) y empecé a bailar solita, cuando espontáneamente esta hermosa nena empezó a bailarme por detrás tocando mi trasero con su pelvis de la manera más sensual. Era una niña impresionantemente bella así que le seguí el juego por un instante, pero la inconveniente compañía de nuestros amigos y sus miradas acusadoras me hicieron apartar de ella para evitar “malos entendidos”. 
 
Fue un juego de unas 2 horas más o menos en el que no dejaron de suceder eventos extraordinarios. Como media hora después de lo sucedido me encontraba caminado rumbo hacia a la barra y ella estaba atravesada en el camino, suavemente la moví hacia adelante poniendo mis manos en su cintura, pero ella, en vez de apartarse, se tiró hacia atrás juntando ahora su cola con mi pelvis y moviéndose sensualmente en círculos. Fue una situación muy excitante para mí, sin embargo no fui capaz de hablarle o de ofrecerle algo más porque me pareció muy extraño el hecho de atraer, de una manera tan poco convencional, a una persona de ese estilo (me refiero a su belleza), que puede conseguir lo que desee sin tanto esfuerzo. No es que no me sienta capaz de atraer a mujeres hermosas, de hecho mi novia lo es y me siento totalmente calificada para conseguir lo que deseo, pero mi ego no me lleva al extremo de ser tan inocente y terminar por ello corriendo algún tipo de riesgo. Soy muy cuidadosa en ese sentido y espero que quienes lean este blog también lo sean.
 
Otra de las cosas que me sucedieron en este andar por un mundo sin inhibiciones fue encontrarme con una amiga de muchos años a la que no veía desde hacía un tiempo considerable. Una tarde le comenté a mi esposo que me había encontrado con ella y que siempre he pensado en sus inclinaciones hacia la otra orilla, pero él me dijo que no lo creía y que lo más seguro es que me lo estaba imaginando, entonces me hizo una apuesta en la cual yo tenía que comprobar o desmentir lo que pensaba de ella. Como es de esperarse, gané la apuesta, pero esta es una historia más larga e interesante que contaré en otro post.

1 comentario:

Quike dijo...

hola,llegué a tu blog por enlaces de amigos.

Es la primera vez que puedo leer a una mujer que hable de su sexualidad con tal naturalidad y frescura. Te felicito!!

A todas estas me surge una duda. Que opina tu esposo de todo este asunto?

un abrazo

Quike

Seguidores