miércoles, 20 de octubre de 2010

Lo que está a la vista, no necesita anteojos!

Hace unos días me topé con un relato súper interesante acerca de una niña que de manera casual terminó enrollada y acostándose con otra mujer y que se definió como heterosexual aún después de haber tenido sexo con otra mujer y de haber admitido que aquella le encantaba. 

No comparto las razones que ella explica  para sustentar que no es bisexual, pues dice que las personas bisexuales son aquellas a quienes les gustan hombres y mujeres y que no les importa el género, pero que a ella le gustan son los hombres y que lo sucedido fue algo casual. 

En eso no estoy de acuerdo porque me he identificado abiertamente en este blog como bisexual, pero eso no implica que me sea indiferente el hecho de que quien me guste sea hombre o mujer; es decir, me han gustado mujeres y hombres,  y aunque en proporción son más los hombres que me han gustado que las mujeres que me han gustado, soy muy bisexual sólo por el hecho de que me han gustado personas de ambos sexos.

De hecho, para ser honesta, sólo me atraen las mujeres bonitas, en cambio hacia los hombres no tengo ese reparo, pero cuando me gusta una mujer, me gusta con tooodo, de modo que soy muy bisexual. 

Ahora voy a publicar su relato aquí, para que ustedes se deleiten un ratico y ojalá expongan puntos de vista u opiniones al respecto.

MASTURBACION DE MUJER A MUJER


Salí una noche de fiesta y poco a poco se iba la gente de mi grupo a casa pero yo no tenía ganas, así que me quedé sola, y me fui a Penélope Playa a ver si encontraba a alguien, y así fue: vi a un amigo mío, estaba con dos chicas, una de ellas me llamaba la atención porque era muy guapa, lo tenía que reconocer, era todo: el tipazo de esa chica, la cara, como llevaba el pelo, ropa vamos, perfecta y encima maja.

Hay que decir que soy totalmente heterosexual, no me interesan las mujeres, pero con ella fue algo excepcional, muy diferente, me atraía físicamente, no podía dejar de mirarla, era muy extraño, estaba confusa.

Me quedé toda la noche con ellos y nos lo pasamos muy bien, y esa chica no me salía de la cabeza. 

Hablé un montón con ella y me cayó fenomenal, la contaba que estaba buscando a una compañera de casa porque lo había dejado con mi novio hace tiempo; ella me confesó que estaba en crisis con el suyo y que seguramente iban a romper, así que le dejé mi número de teléfono. Y a la semana recibí una llamada suya, confirmando lo que me había contado aquella noche: se separó de su novio. Mejor dicho: la echó de casa. Me dio pena por ella pero a la vez estaba eufórica de poder estar con esa chica en mi casa.

El día siguiente se mudó a mi casa, con todas sus cosas. Y empezamos a hacernos muy buenas amigas. Salimos siempre juntas de fiesta, de cenas hasta que una noche en casa me dijo un poco borrachina que está enamorada de mí desde el primer momento que me vio. Me contó que antes de su novio había tenido varias relaciones estables con mujeres, y que yo le gustaba mucho. 

No sabía cómo reaccionar porque lo mío solamente había sido un flechazo fantasioso y me quedé congelada sin decir nada. Ella notó mi reacción y se me acercó a darme un abrazo, y ahí estábamos abrazándonos ¡qué bueno se sentía eso y qué tierno!, me gustaba estar con ella así. 

Ella se deshizo del abrazo lentamente para decirme algo, pero en vez de eso me dio un beso en los labios, suave y húmedo, su lengua encontró la mía y juntas bailaban en nuestras bocas con una sensualidad increíble. Empezó a apartarme el pelo de la cara y acabó con su manita encima de mi pecho apretándolo. Con la otra me acariciaba la mano. Hacia exactamente lo que me gustaba. Cómo era posible, los hombres en ese sentido no sabían darme cariño en su exacta medida, pero ella sí.

Empezó a darme como una especie de masaje erótico light, y yo a ella igual. La verdad era todo muy fácil, ella hacía lo que me gustaba a mí. Acabamos en ropa interior las dos en el sofá, tumbadas, dándonos cariños y placer, me quitó el sujetador y empezó a lamerme los pezones, yo mientras la acariciaba la cabeza y su espalda. Bajó con su cabeza y llegó a mis muslos, hacia círculos con su lengua en la parte interior llegando a mi tanga, lamiéndome el ... por fuera, pero siempre mirándome con esos ojitos viciosos. Qué placer. 

Yo también se lo quería chupar, nunca lo había hecho, así que nos pusimos en la postura 69, ella abajo, cuando me acerqué a su sexo, percibí ese delicioso olor que me puso a mil, así que la masturbé, chupé como si su ... hubiese sido el mío. 

Parecía ser que le encantó porque estaba jadeando ya y acabo chillando. 

Me encantó, se me abrió una nueva puerta en la vida, la puerta de los orgasmos múltiples era fascinante, porque nos hicimos el amor durante toda la noche, durante horas, y no se me fueron las ganas, ni a ella, y menos cuando empezamos a sacar nuestros juguetes, yo la follé con el mío, es un vibrador con el estimulador para el clítoris.. se volvió loca.

Ella tenia un juguete para atárselo a la cadera y darme como si ella fuera un hombre. Hicimos de todo.. Éramos incansables.


Después de esa noche lo repetimos varias veces, y cada vez me gustó más.”

jueves, 7 de octubre de 2010

Las apariencias engañan!

Me parece muy interesante intentar descubrir los pensamientos y/o secretos de los demás aunque en la mayoría de las ocasiones el desacierto sea total. Sin embargo, no me importa el desacierto porque lo que pienso se queda en mi cabeza y siempre me causa mucha gracia recordar lo que he pensado de algunas personas cuando no son como creía. Me refiero exactamente a creer que las personas sean fuertes e independientes, o sean mojigatas, o no son ni chicha ni limoná. Algo así, no sé si me hago entender.

El hecho es que tengo una amiga desde hace varios años a la que me acerqué con una idea bastante fuerte  (muy sexual) que al final se convirtió en un gran misterio. Inicialmente, dadas sus características físicas, la busqué para que se acostara con mi esposo porque yo estaba segura de que a él le atraía ella y ella parecía ser una persona muy decidida. En ese momento no éramos nada amigas sino que trabajábamos en el mismo edificio, de modo que empecé por saludarla en el ascensor y poco a poco le fui preguntando cosas como: ¿Cómo te llamas? ¿Nos conocemos de antes, verdad? ¿te han dicho que te pareces a x persona?. En fin, me fui acercando a ella intentando encontrarle la caída para lanzarle el dardo algún día de que se acostara con mi esposo. Pero, pese a que me contestaba cada cosa que le pregunté, jamás me dio entrada para hablarle de cosas íntimas, así que, poco a poco, fui perdiendo el interés porque noté que no podría con ella.

Una tarde, saliendo de mi oficina, mi amiga, algo diferente en su actitud, me pidió que la acompañase a realizar algunas vueltecitas y que después me fuese a su casa a conocer a su familia.

Las cosas fueron extrañas para mí porque en mi cabeza no existía esa posibilidad o al menos no era eso lo que buscaba; conocer a su familia no estaba contemplado en mi plan con ella, pero dentro de todo, por lo menos me acercaba más a ella, de manera que acepté rápidamente.

Nos fuimos a su casa, conocí a sus padres y “qué decepción”. Descubrí que mi amiga es una niña consentida que tomaba decisiones de acuerdo a lo que sus padres consideraran mejor. Y yo pensando en llevármela a la cama con mi marido. Qué cómico, porque su apariencia distaba mucho de la realidad. Parecía más bien una mujer independiente, de mente abierta y capaz de cualquier cosa, pero vean cómo me equivoqué. De cualquier modo, no perdí las esperanzas y a pesar de que decidí no lanzarle una propuesta fuerte de un solo tirón, también decidí ser yo misma quien le hiciera volar la imaginación hasta lograr sacarla de su aparente inocencia. De aquí en adelante me convertí en una persona cuya insistencia lograra explorar sus más candentes curiosidades sexuales (no conmigo, aclaro) hasta el punto de convertirme en su consejera.

Al final, aunque no conseguí mi objetivo principal, alguna que otra vez he conseguido que toda su atención se centre en mí y más de una vez he sido juguete de su erotismo, cuando, en medio de tragos y calentura, se la ha dado por tocar y mostrar un poco demás, dejando notar, aparentemente, que le intereso más de lo que parece, pero hoy en día, aún cuando he escuchado muchas de las cosas que desea y que no ha hecho y a pesar del toque toque, todavía no me ha dejado saber a ciencia cierta qué es lo que realmente desea, pues su tocadera conmigo no pasa de ahí. Yo sólo estoy ahí para cuando desea hablar y medio tocar, pero no seré yo quien destruya la linda amistad, que entre tantas locuras, surgió entre nosotras.

domingo, 12 de septiembre de 2010

¡El que menos corre, vuela!

Ahora sí, de regreso al blog como Dios manda, continúo narrando mi historia, llena de eventos interminables y anecdóticos.

En un post anterior, específicamente en el que se llama “A buen entendedor, pocas palabras”, hablaba de las oportunidades que se me fueron presentando después de haber empezado a cumplir mi cadena de fantasías. Retomando una de las tantas cosas que me sucedieron, recuerdo una apuesta que me hizo mi esposo: se trataba de demostrarle que una niña que conocía de mucho tiempo atrás y que acababa de reencontrarse conmigo, le jalaba al otro lado igual que yo. Él supuestamente no creía que esa niña fuera capaz de llegar hasta donde yo pensaba, pero me azuzaba a que la invitase a tomar algo para hablarle un poco y poder notar sus reacciones frente a lo que yo, disimuladamente, le fuese presentando.

Fue así como una tarde la llamé para invitarla a tomar o comer algo en un lugar bastante concurrido de la ciudad y de inmediato me dijo que sí (punto a mi favor, porque no opuso la más mínima resistencia) Esa noche nos fuimos de rumba y empezamos a hablar. Hablamos y hablamos de todo un poco: de mi esposo, de su novio, de sus anteriores experiencias románticas, de lo abiertas que deben ser las relaciones hoy en día para que funcionen, etc, cuando de repente me dijo: sí deben ser abiertas, pero de ahí a tríos y esas cosas, NOOO.

Cualquiera en mi lugar pensaría que ha perdido la apuesta, pues con esa contestación tan rotunda y fuerte pocos se atreverían a invadir más el terreno y seguir tocando el tema, pero como no tenía la más mínima intención de perder mi apuesta le dije sin titubear: ESO NO TIENE NADA DE MALO, ¿O SÍ? Mi amiga soltó una carcajada y se dio cuenta de que yo esperaba más de ella y que no me iría esa noche de allí sin su verdad, de modo que, confiando en mí (hasta ahora no entiendo por qué confió tan ciegamente después de tanto tiempo), contestó: Tienes toda la razón.

Así las cosas, mi amiga empezó a contarme a detalle todas las locuras que había hecho a las espaldas de su novio, quien ingenuamente creía tener a su lado a la mujer que más se escandalizaba sobre la tierra cuando se le tocaban estos temas. 

Me contó sus travesuras con una ex novia a quien todavía quería mucho y otros cuentos más de otras niñas con las que se había rumbeado en algunas fiestas; además tenía todo un grupo gay de rumba que su grupo de amigas “normales” desconocía. Mi amiga me salió GENERAL.

Luego de unos cuantos traguitos, me fui al baño, llamé a mi esposo y le conté todo lo que pude. Él, como era de esperarse, estaba satisfecho al haber perdido esa apuesta y dispuso todo a su alcance para que me llevara a mi amiga a casa (sin que él estuviese presente) y poder continuar la rumba sin moros en la costa. Fue así como, estando en mi casa, mi amiga continuó contándome todo lo que se le vino a la mente y yo le hablé también de mis maravillosos encuentros sexuales con aquella noviecita (que por esos días estaba muy distante y hasta enojada conmigo) y también le comenté el motivo por el cual hacía lo que hacía.

En medio de tanta parla, mi amiga me pidió prestado el baño. Al salir se notó que su entrada al baño tenía un objetivo menos inocente de lo que parecía, pues dejó entrever un poco sus senos y tenía muy arreglado su cabello, su cara… todo. Ella es una niña muy bonita, de manera que me fue imposible resistir su coqueteo y me le lancé encima dándole un beso, que no puedo negar, fue delicioso. Ella tenía una fragancia espectacular en su cuello y no pude resistirme.

Fue muy bueno besarla y acariciarla (en sus senos), pero hubo un pero, un pero muy pero: me empujó con una fuerza monumental, me tiró a una silla y me dijo “Sólo te permito que me beses si formalizamos nuestra relación” Ayyyyyyyy no, después de todo, nada es perfecto. De inmediato le dije que no, que sólo buscaba divertirme y que pensaba que ella también, así que se frenó enseguida.

Mantuvimos silencio durante algunos minutos, ella pensando en quién sabe qué cosas y yo pensando que no le prestaría atención a sus locuras, de modo que al cabo de un rato le dije: ven, vamos a divertirnos y la volví a besar, pero esta vez no me permitió acercarme mucho tiempo y me empujó de nuevo.

Fue un momento loco y atrevido de mi parte, pero no puedo negar que aquella amiguita hizo parte de uno de los momentos más inolvidables de mi caminar por este fantástico y delicioso mundo y aunque hoy no andamos juntas, es muy grato recordarla.

jueves, 2 de septiembre de 2010

El ladrón juzga por su condición!

He decidido retomar este blog de una manera distinta, no significando ello que  cambiaré el concepto que traía. Se trata sencillamente de que voy, por respeto a mis lectores y a todas las personas que se sienten de una u otra forma identificadas con lo que escribo, a tocar un tema algo diferente aprovechando un comentario “Anónimo” que recibí hace algunos meses. El comentario, como escribí antes, fue hecho por una persona anónima y decía literalmente “Maldita lesbia de mierda”

Dado el comentario no vale la pena explicar si soy gay, lesbiana, bisexual, bicuriosa, transformista o cualquier etiqueta que a lo largo de la historia ha utilizado el hombre para referirse a las personas que tienen algún encuentro de tipo sexual o emocional con personas del mismo sexo, pues al fin y al cabo son etiquetas que generan discriminación y hasta violencia. Sin embargo, aprovecharé el comentario que, por cierto, borré hace pocos días, para hablar acerca de un tema muy controversial como es la HOMOFOBIA.

Según mi modo de ver las cosas todos somos seres humanos sin importar nuestra condición sexual, pero existen muchas personas que creen ser superiores al resto porque se suponen mejores. Qué error más grande comete aquél que se siente “normal” porque es capaz de reprimir sus sentimientos, pensamientos o acciones, pues hace más daño una persona reprimida que otra libre; este comentario lo hago específicamente porque es difícil pensar que una persona que haya visitado mi blog y lo haya leído, lo haya hecho sin una pizca de curiosidad; por lo tanto, quien quiera que haya hecho el comentario lo escribió después de tomarse su tiempo para leer el blog y obviamente esto implica cierto morbo por acercarse a lo prohibido. No juzgo a esta persona y respeto su manera de pensar, pero así mismo como respeto su creencia (si es que realmente tiene una creencia), le pido respeto y tolerancia no para conmigo sino para el resto de la humanidad, pues el hecho de que alguien sea distinto a uno no tiene porqué significar que se le deba subyugar o siquiera juzgar. 

A continuación voy a dejar unos apartes acerca de la homofobia que encontré navegando por ahí y que en algún grado corroboran el punto de vista que he expuesto anteriormente.

Según la página http://www.hartza.com/HOMOFOBI.html “La homofobia es una enfermedad psico-social que se define por tener odio a los homosexuales. La homofobia pertenece al mismo grupo que otras enfermedades parecidas, como el racismo, la xenofobia o el machismo. Este grupo de enfermedades se conoce con el nombre genérico de fascismo, y se fundamenta en el odio al otro, entendido éste como una entidad ajena y peligrosa, con valores particulares y extraños, amenzadores para la sociedad, y -lo que es peor- contagiosos”. ¿No es esto una representación de la ignorancia humana?

“La homofobia, prepara las condiciones del exterminio. Pasiva o activamente crea y consolida un marco de referencias agresivo contra los gays, las lesbianas bisexuales o transexuales, identificándoles como personas peligrosas, viciosas, ridículas, anormales, y enfermas, marcándoles con un estigma específico que es el cimiento para las acciones de violencia política (desigualdad legal), social (exclusión y escarnio públicos) o física (ataques y asesinatos)” ¿Estamos acaso en la época de la inquisición?¿Es o no la inquisición motivo de vergüenza para la humanidad? ¿Por qué algunos pretenden vivir aún con esas convicciones? 

Según los apuntes de la página http://www.usergioarboleda.edu.co/altus/homofobia.htm, “la homofobia no es solamente una agresión contra los homosexuales, sino un prejuicio incoherente y una ignorancia que consiste en creer en la superioridad de la heterosexualidad. Una actitud completamente subjetiva y discriminatoria que vale la pena cuestionarse.


Así mismo se debería empezar por cambiar todas las estructuras sociales que sólo transmiten valores que refuerzan el rechazo, los prejuicios y la discriminación respecto a los gays, las lesbianas, bisexuales y transformistas. Para ello, se tiene que tomar como punto de partida la educación en la familia para que los padres comprendan que sólo por la inclinación sexual que tengan las personas, no se les debe rechazar y que eduquen con esta idea a sus hijos. Así mismo que la educación que se brinde desde los colegios también es importante, debido a que desde allí se debe inculcar a los niños y jóvenes que la igualdad y la tolerancia a los gays, las lesbianas, bisexuales y transformistas es también de todos. 

No obstante, lo anterior no garantizaría por completo que no existieran personas homofóbicas, pero por lo menos aminoraría esta discriminación. Simplemente toda la sociedad debe empezar poco a poco a cambiar ese pensamiento un tanto retrógrado que tiene respecto a la homosexualidad. Aprender que así como todos los individuos de una comunidad y las personas de otra raza, de otra religión, tienen unos derechos contemplados en una constitución, los homosexuales también pueden tenerlos, o mejor aún deben de tenerlos, para que por lo menos así se les empiece a tratar como personas: ¡con respeto!”

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