viernes, 4 de septiembre de 2009

Disfruta, come y bebe: que la vida es breve!

Luego de tomar la ducha más larga de mi vida engalané mi cuerpo tanto como pude dadas las condiciones, pues me encontraba en un lugar ajeno, sin mis prendas y accesorios de vestir. Salí del baño ya vestida, con la mejor disposición y encontré a mis compañeros de fantasía en la sala charlando, no recuerdo acerca de qué tema en particular, pero era una conversación muy amena. Me senté al lado de mi esposo, escuché atentamente lo que comentaban y apenas tuve la oportunidad expuse mis pensamientos. Todo salía a pedir de boca, mis nervios habían sido amainados suficientemente y sólo faltaba que alguno de los allí presentes sutilmente propiciase un encuentro más íntimo para que la acción empezara. Efectivamente uno de ellos empezó a hablar de unos juegos eróticos que existen para romper el hielo en este tipo de encuentros, y de repente sin darme cuenta, el esposo de mi amiga sacó unos dados y un toma-todo (quita prendas) eróticos que aparecieron en la escena en el momento más indicado.

Nadie quería dar el primer paso, cuando se tiraba el toma todo sólo mi amiga y yo aceptamos despojarnos de algunas prendas, sin embargo yo tenía la sensación de que quedaríamos rápidamente desnudas y esta situación logró que mis nervios afloraran nuevamente así que pedí un poco de Vodka para que el incómodo sentimiento se fuera pronto. A mi amiga, con toda la seguridad que le proporcionaba estar en territorio propio, parecía no importarle mucho si estaba vestida o desnuda, pero para mí las cosas eran de otro color. No me tomé uno sino como 6 vasos de vodka con jugo de naranja para alcanzar mi objetivo, más una vez relajada dejé que el juego, ahora de dados, siguiera su curso naturalmente y fue entonces cuando la desnudez de dos bellas mujeres robó protagonismo en la habitación. 

Cuando la sentí desnuda, aún con una delicada tanga rosada, los nervios desaparecieron por completo y comencé a besarla desde sus pies con unas ganas locas de devorarla; le fui acariciando con mi lengua cada centímetro cuadrado hasta llegar a su entrepierna, la despojé de esa tanguita que ahora parecía incomodarme tanto y sin pensarlo dos veces di rienda suelta a mis manos, a mi lengua y a todo mi cuerpo también desnudo, que no encontraba la manera de saciar esa locura. Evidentemente esta sensación era absolutamente diferente a lo poco que había vivido antes, la fragancia que ella destilaba por cada poro de su piel me descontrolaba, me hacía sentir en el cielo, y besar sus  deliciosos labios y su cuerpo me hacía presa de una excitación cada vez mayor. Su piel suave, delicada y exquisita, su abdomen plano y esos senos perfectos que parecen una de las grandes maravillas creadas por Dios, no permitían la más mínima desconcentración. Los vasos de Vodka habían hecho lo suyo y yo no me  permitiría, por ningún motivo, perder semejante oportunidad.

Con dos espectadores en el juego las cosas se pusieron más interesantes, no solamente se trataba de sentir a la mujer que ha despertado en mí los sentimientos más descomunales, sino que  también  estaba cumpliendo otra gran fantasía que hacía parte primordial en mi lista, deseaba que otras personas, incluyendo a mi marido, me observaran desnuda y mostrando todo mi potencial sexual, así que procuré mover mis manos, mis dedos, mi trasero y mi boca con la sensualidad más desbordante.

Las sugerencias de posiciones por parte de nuestro público fueron pieza clave en la intensidad de las emociones, la famosa tijera que siempre me pareció algo extraña, me brindaba ahora el placer más celestial. Increíblemente todas las cosas que antes consideré inapropiadas se volvieron convenientes y hasta codiciadas, porque mi cuerpo estaba insaciable, sólo pedía y pedía más.

Las cámaras empezaron a rodar, el flash centelleaba una y otra vez, nuestros esposos vivían el momento desde otra perspectiva pero la excitación en ellos era extremadamente notable, sus rostros hablaban por sí solos y eso contribuía aún más con nuestro momento de gloria.

Ya de madrugada, habiendo dejado todas nuestras energías en aquella habitación, exhaustos de semejante faena, quedaron nuestros cuerpos vencidos esperando un nuevo día que auguraba ser fascinante y muy prometedor.

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