miércoles, 9 de septiembre de 2009

Al toro hay que cogerlo por los cachos!

Toda nueva experiencia trae consigo cambios inevitables a nuestras vidas, sobre todo tratándose de acontecimientos tan poco comunes como estos en los que nuestras costumbres, educación o los valores inculcados por nuestros padres contradicen y rechazan este tipo de comportamientos.

Después de haber experimentadas tan monumentales emociones, se apoderó de mí  la inevitable confusión que suele resultar producto de una mente inexperta. Como era de esperarse empecé a preguntarme qué era lo que realmente deseaba; a uno le enseñan que las cosas son blancas o negras, no existe el gris, es decir, en este caso uno es hetero u homosexual, yo siempre me consideré extremadamente heterosexual a pesar de haber disfrutado encuentros sexuales con mujeres, pero ahora estaban de por medio sentimientos y muchas otras cosas que jamás había experimentado con otra mujer. Me sentí del otro lado por un momento pero recapacité rápidamente y analicé mi vida. Jamás he sentido tanto amor por una persona como el que he sentido por mi esposo desde antes de empezar nuestra relación y el hecho de que ahora estuviese sintiendo cosas por una mujer no tenía por qué opacar mi atracción hacia los hombres.

Ser bisexual no estaba dentro de mis opciones pero no había otra manera de definirme. Cuando empecé a sopesar las cosas y a descubrir que no podía seguir fijada en los extremos, que lo mío eran ambos polos, fui tranquilizándome, permitiéndole así disfrutar a mi cuerpo cada una de las relaciones sexuales que mantenía con mi esposo e inyectándoles además un toque de sensualidad a las mismas recordando a mi encantadora “noviecita”. Le doy gracias a la vida por tener una relación de pareja tan abierta donde no he estado sometida a opiniones moralizadoras sino que simplemente he hecho en pareja lo que he deseado.
 
Aclaro ante este punto que cuando una persona se define a sí misma como bisexual en ningún momento está adquiriendo una doble vida, ser bisexual no se trata de engañar o hacerle daño a los demás sino poder disfrutar de lo que una persona realmente desea, sea en compañía de su pareja como en mi caso, o individualmente, pero sin lastimar a nadie. Ser bisexual tampoco es sinónimo de ser infiel, si me enamoro de un hombre le entrego todo a mi relación con ese hombre, y si es de una mujer igualmente lo hago; ahora si lo que deseo es mantener relaciones sexuales con un hombre y una mujer al mismo tiempo, todo es solucionable mientras sea sincera(o), pero no a las espaldas de ninguno de los jugadores.
 
Ser bisexual no nos hace más débiles, contrario a ello es de personas fuertes. En una opinión muy personal creo que todos los seres humanos somos bisexuales por naturaleza, pero por alguna razón o circunstancia y en muchos casos por la presión de la sociedad, la mayoría decide encasillarse en alguno de los extremos, es decir, se hacen hétero u homosexuales. Mantenerse en el claro-oscuro, en la mitad, parece afectar demasiado la mente humana (lo digo por experiencia), por eso decidir quedarse ahí es de valientes; cuando aceptamos de lo que estamos hechos y nos ubicamos dentro del contexto que implica ser como somos, la felicidad se apodera de nuestras vidas y nos hace libres porque actuamos de acuerdo a lo que queremos. Asumimos nuestra vida con toda claridad y tranquilidad disfrutando por punta y punta. Aprender a aceptarse uno mismo es un proceso por el que todos debemos pasar, no importa cuál sea nuestra sexualidad.

2 comentarios:

JP dijo...

Hola

Gracias por la visita y el comment. Eso de ser "La mprimera vez" de alguien con tus relatos si que es un completo honor jajaja.

Me interesa mucho esa definición que tienes de tu sexualidad y de las cosas que tratas. Ciertamente respondes a muchas preconcepciones que tengo con esta publicación.

Y vaya si tus escritos me han puesto...mmm... nervioso, con todo y que "en teoría" eso no deberia suceder.

Abrazos.

NewSaint73 dijo...

Hola

Ummm buen punto..el lio es que en terminos generales, son ellas las que menos aceptan la bi de ellos...

chau.

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